domingo, marzo 23, 2008

Las bendiciones de Dios


El viernes y el sábado viajamos a Tuxpan, Ver. para visitar a Doña Concha. Ya habían pasado algunos años sin que mi mamá y ella se vieran y el momento del encuentro fue especial, esa mujer de 99 años que en algún tiempo fue su suegra, la recibió literalmente con los brazos abiertos y la mirada llena de luz, tal vez luz de pasado y de recuerdos, al fin luz que delataba alegría y cariño. El encuentro no pudo ser más lleno de entusiasmo porque Doña Concha no solo ya no brinca (lo hubiera hecho) sino que utiliza una andadera de aluminio que apoya su lento desplazamiento por la casa, de la que ya prácticamente no sale.

Para recibirnos quiso vestir uno de sus vestidos de salir y varias veces reprendió a mi tio (su hijo que la cuida permanentemente) porque según ella no nos ofrecía algo de tomar o comer, aunque en realidad no podiamos estar mejor atendidos. Pasado el momento del recibimiento y la comida obligada por la cortesía del buen anfitrión, todo fue dispuesto para jugar, para jugar eso que se ha convertido en una de las pocas coasas que sigue haciendo mi abuela sin que importe mucho el clima o la fecha, jugar DOMINÓ.

Transcurrió la jornada entre risas y pequeñas discusiones porque ocasionalmente mi abuela quizo hacer trampa y no la dejamos y solo se interrumpió el juego por haber llegado la hora de la merienda y por alguna visita al baño (que coincidía con la intención de ir a tirar la mala suerte en el juego).

Doña Concha se cayó en el 2006 y tuvo una fractura doble en el brazo derecho y en el 2007 se cayó nuevamente y tuvo una fractura de femur, que le hubiera impedido caminar si no la operaban. En ambos casos se le preguntó si quería que la operaran y ella sin dudar eligió la operación para estar lo mejor posible. Sus ganas de vivir y de estar bien contribuyeron a que las operaciones fueran todo un éxito y su recuperación un verdadero milagro. Como ya dije, usa andadera para caminar pero es prácticamente autónoma para desplazarse, y en cosas que podrían complicarse como ir al baño. Lo que a mi más me gusta es su enorme lucidez que le permite jugar dominó con soltura y con ganas de hacer trampa siempre que se pueda. Aunque en ocasiones se le percibe impaciente porque ya no puede hacer cosas como la limpieza u otras actividades, come con gusto y acepta el paso de los días con optimismo.

Cuando al final del día, fuimos a despedirnos de mi abuela hasta su cama (ella ya se había retirado a descanzar un par de horas antes), recibí uno de los tesoros más grandes que poseo y que es su profundo deseo y convencimiento optimista de que todo está y estará muy bien. Con sus cansados ojos, que perdieron lo adormilado en ese momento y nuevamente se llenaron de luz, dijo: QUE DIOS TE BENDIGA Y TE PROTEJA, QUE TE LLEVE POR BUEN CAMINO. CON EL FAVOR DE DIOS TODO VA A ESTAR BIEN Y GRACIAS POR VENIR.

Gracias abue y espero verte para festejar tu primer siglo de vida el 08 de diciembre.

Palito.


Photo Cube