lunes, diciembre 12, 2005

Conocí a un payaso

El lunes, como a las dos de la tarde, subió un payaso al vagón donde me encontraba y cantó, con voz firme pero vieja y triste: "...payaso, soy un triste payaso, que en medio de la noche..." pasó un par de veces a mi lado y noté que el micrófono que acercaba a su boca no estaba conectado ni le ayudaba en forma alguna, lo que me pareció parte de su atuendo, formal desde la corbata hasta los zapatos, pasando por el saco con agujeros y líneas desteñidas por el uso. Me pareció precisamente la imagen del payaso descrito tantas veces en poemas y cuentos donde se asegura que aunque llora por dentro su obligación es hacer reir y llevar estóicamente hasta sus últimas consecuencias esta misión.
Cuando pasó nuevamente le dí cinco pesos y me dispuse a bajar del metro, igual que él, pero aunque me levanté del asiento, permanecí abordo al darme cuenta que me había equivocado y faltaba una estación más en mi recorrido. Al ver esto, él tampoco se bajó y aproximándose dijo: "Gracias amigo, solamente usted me dió en este vagón y además me deseó que me fuera bién, es usted un buen hombre..." esto, por supuesto, me gustó y empezamos a platicar, llegamos a la siguiente estación, bajamos y me acompañó por todo el transbordo hasta otra línea que yo debía abordar. En el camino me enteré de que tiene un hijo de 4 años que tuvo neumonía y que debió conseguir prestados 10,000 para hospitalizarlo y que aunque el niño ya está bien, sigue cantando en el metro para juntar 500 que cuesta la consulta para una nueva valoración y que con los cinco pesos que recibió de mi mano, seguramente ya se completaba lo necesario. También supe que a la mamá del niño no le gusta que se pinte de payaso y cante en el metro, así que estaba indeciso sobre si debía desmaquillarse para llevarle el dinero que había juntado o si sería bueno presentarse así, y evitar tener que volver a pintarse nuevamente por la tarde, para "seguir trabajando".
También me platicó que unos días antes, "un señor viejo con muy buena ropa", le había dicho que era un mediocre y que debería darle pena "andar haciendo eso en el metro" y que eso le habia hecho recordar aquella época en que cantaba en los bares y le daban buenas propinas, mucho tiempo atrás, cuando no se imaginaba que debía cantar con un micrófono desconectado por falta de pilas y pintado con crema de zapatos "la idea de pintarme como payaso la tuve porque recordé que siempre me decían que la canción de Javier (supongo que Javier Solís) que mejor me salía era la de PAYASO y pues aquí sigo, ganándome lo que como honestamente"... dijo al tiempo que me enseñaba un puño de monedas que sacó se su pantalón "...gracias a dios, tengo sesenta años y sigo completo y puedo pagar el doctor de mi hijo..."
Cuando llegó el tren que yo debía abordar y abrió sus puertas, el SEÑOR PAYASO dijo que debía regresar por donde vino, para llevar el dinero para su hijo y me extendió sus brazos y sin dudarlo un momento le estreché en un abrazo cálido y entregado y escuché nuevamente su agradecimiento y sus bendiciones.


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